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Grado en Historia e Historia del Arte, URV

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29 de abril de 2010

El vestido victoriano

El periodo victoriano se situa en Inglaterra bajo el reinado de la reina Victoria, el cual se extiende de 1837 a 1901. Esta etapa se caracteriza, en un principio, por el predominio de la agricultura y una sociedad rural en este país. Además, durante las primeras décadas del reinado de Victoria hubo epidemias, fallos en la producción del grano y colapsos económicos. No obstante, a final de su reinado la situación del país había mejorado muchísimo gracias a la alta industralización.


Antes de adentrarnos en el análisis del vestido victoriano y su respectiva ideología, cabe destacar que el accento de este estilo de vida afectaba, sobre todo, a la clase medio-alta, como podía ser la burguesía urbana. Por eso, las mujeres de clases sociales más modestas e incluso bajas no estuvieron tan influenciadas por toda esta mentalidad ya que debían trabajar junto con el resto de los miembros de la familia. Desgraciadamente, no había demasiados puestos de trabajo para la mujer hasta que no fueron aceptadas en las fábricas téxtiles. Por este motivo, en el caso de que enviudaran y, teniendo en cuenta que la tasa de mortandad masculina era elevada, muchas debían mendigar o prostituirse.


La mentalidad victoriana, pues, afectaba básicamente a las mujeres de clase media y alta. Esta visión se debía a la difusión de los ideales religiosos y evángelicos los cuales predicaban la culpabilidad de la mujer en el pecado original y, en consecuencia, la dependencia de la mujer respecto al hombre. Todos estos valores que situaban a la mujer como “dama inmaculada”, “madre entregada”, “ingenua”, “inocente”, “sin deseos”, “dependiente” y “acompañante del hombre”, eran inculcados por sus mismas madres o tutoras a las niñas, las cuales recibían esta educación normalmente en el propio hogar. También se las introducía desde pequeñas en las reglas de la clase media-alta para poder relacionarse con sus iguales en los círculos de sociedad y, así, poder casarse antes de los 25 años. La vida de la mujer se basaba, entonces, en tener hijos y criarlos prácticamente hasta los 40 años.

Todos estos ideales se reflejaban en la imagen física que debía tener la mujer, así como en su vestimenta. De este modo, debían tener pieles pálidas para lo cual bebían, entre otras cosas, vinagre que aclaraba su cutis. En cuanto a lo que nos atañe, la vestimenta, se había evolucionado hacia vestidos cada vez más elaborados, lujosos y a la vez más aparatosos e incómodos. El vestido victoriano se caracteriza por cubrir el cuerpo desde el cuello hasta los pies. La parte superior, cubría completamente el torso y los brazos (hasta las muñecas), y podía decorarse con puntilla o piedras semipreciosas que se cosían a la propia prenda; además, llevaban debajo un corsé para estrechar la cintura. La falda destacaba por ser muy abultada, lo cual se lograba mediante una estructura que solía ser de un metal parecido al alambre. Acostumbraban a llevar también un tocado o sombrero, guantes y botas con algo de tacón. Entre los accesioros, eran característicos los paraguas, los abanicos y los pequeños bolsos que colgaban de la muñeca.



Bibliografía y webgrafía
ANDERSON, Bonnie S. y ZINSSER, Judith P., Historia de las mujeres: una historia propia (Vol. 2), Editorial Crítica, Barcelona, 1991.
CANALES, Estevan, La Inglaterra Victoriana, Ediciones Akal, Madrid, 1999.
GUY, Josephine M., The Victorian Age, Routledge, London, 1998.
http://es.wikipedia.org/wiki/Época_victoriana
4 de abril de 2010

La vestimenta islámica: cierre

Como cierre de este primer tema tratado, añadimos un par de enlaces relacionados y que nos han llamado la atención por aportar una perspectiva distinta a los conflictos que, en los países occidentales, suscitan el uso de estas prendas.
Por un lado, el artículo "We are not opressed: Burka Women" (http://www.islamonline.net/servlet/Satellite?c=Article_C&pagename=Zone-English-News/NWELayout&cid=1245845921862) presenta la opinión de algunas mujeres musulmanas francesas, quienes consideran excesiva la prohibición del uso del burka en lugares públicos. Afirman ser los chivos expiatorios de los problemas de Francia.
El segundo de los enlaces muestra un corto de Xavi Sala titulado Hiyab (http://www.youtube.com/watch?v=1OTcXyEhr_o), en que se plantea la problemática del uso del velo en las aulas.

Finalmente, nos queda dar las gracias a todos aquellos que váis visitando el blog y añadiendo vuestros comentarios. Esperamos que las entradas siguientes también sean de vuestro interés y nos déis vuestra opinión.
1 de abril de 2010

La vestimenta islámica

En nuestra segunda entrada nos centraremos en la vestimenta islámica, remarcando el uso del velo por su impacto, sobretodo, en nuestra sociedad. Empezaremos por hacer un recorrido histórico de su uso desde sus orígenes hasta la actualidad. Analizaremos también hasta qué punto el uso del velo es obligatorio, ateniéndonos a las normas que se han extraído del Corán.

El velo, por si mismo, es anterior al Islam, de hecho los asirios ya lo habían introducido entre las mujeres de cierta clase social (prostitutas y esclavas no debían llevarlo). En los orígenes del islamismo no había un código sobre cómo debía vestir la mujer, fue a partir de la expansión del Islam hacia otros territorios cuando empieza a adoptarse el uso del velo. Se hace común su uso a partir del siglo IX, sobretodo entre las mujeres de clase social alta, y se vuelve obligatorio a todas las clases sociales desde el siglo X hasta el XIX (aproximadamente y dependiendo de la historia particular de cada territorio). A partir de este siglo, intelectuales y liberales empezaron a dudar de la utilidad de esta prenda, viéndola incluso como símbolo de exclusión de la mujer de la vida pública y de la educación. En este momento se intenta cambiar el rol femenino en la sociedad para demostrar la capacidad de estos países de autogobernarse, contraponiéndose al colonialismo que se les había impuesto. Pero este avance social no fue bien visto en algunos países, como Indonesia o Filipinas, donde las mujeres empezaron a vestirse de una manera más conservadora, mostrando así su rechazo. Además, durante el proceso de independencia, en algunos territorios como Algeria o Egipto, las mujeres se pusieron el velo a propósito como desafío a los estilos occidentales y para reafirmar su identidad nacional. Hoy en día, con la aparición de movimientos islámicos, la mujer continua llevando este tipo de prenda, básicamente el hiyab (aunque existen otras variaciones, como mostramos en la imagen). El uso del velo significa para muchas mujeres ser partícipes de la vida social y profesional con mayor libertad, e incluso les permite asistir a clase. No obstante hay grupos progresistas como Women’s Action Forum (WAF) en Paquistán que condenan explícitamente esta imposición.
En cuanto a la interpretación de su uso a través del Corán, es bastante ambigua y hemos encontrado discrepancias. Fátima Mernissi, desde una posición más cercana a la nuestra, considera que el Corán no impone de manera concisa dicha prenda. Para ella el “descenso del hiyab” (como se narra en el Corán) es doble: 1) a nivel concreto, el Profeta corre una cortina; 2) a nivel abstracto, descenso de la aleya (de Dios al Profeta que la recibe). Puede entenderse una división de lo profano (casa privada) y lo sagrado (lugar público, mezquita), pero va a servir para la segregación sexual: el velo desciende y cubre a la mujer, la separa del hombre, del Profeta, en incluso de Dios. En contraposición, se encuentran ciertos intérpretes del Islam que afirman que el motivo principal por el cual las musulmanas llevan el velo islámico es por una obligación que deriva del Corán, en una ley que solamente se impone en relación a las mujeres de Mahoma, por tal de no perturbar al Profeta. En cuanto al resto de las mujeres, les recomienda ser púdicas y vestir de manera recatada, pero nunca impone la burka. Sin embargo, la ley de las mujeres de Mahoma se ha extrapolado a todas las mujeres islámicas. Desde nuestro punto de vista, el hecho de que Mahoma obligara a llevar el velo a sus mujeres podría ser entendido a modo de distinción social, como ya hemos mencionado. Por este motivo no entendemos hasta qué punto, basándonos en el Corán, su uso debe ser obligatorio.



Bibliografía y webgrafía
ÉTIENNE,Bruno, ¿Qué inquieta del Islam?, Ed. Bellaterra, Barcelona, 2005.
MERNISSI, Fátima, El harén político: el Profeta y las mujeres, Ed. del Oriente y el Mediterráneo, Madrid, 2002.
PAOLUCCI, Grogio; EID, Camille, Cien preguntas sobre el Islam: una entrevista a Samir Khalil Samir, Ed. Encuentro, Madrid, 2003.